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¿Qué es la Cirugía Bariátrica?

La cirugía bariátrica (baros = peso), también llamada cirugía de la obesidad, consiste en un conjunto de técnicas quirúrgicas dirigidas a la pérdida de peso del paciente y la resolución de problemas médicos adicionales (comorbilidades) provocados por la obesidad mórbida. La cirugía bariátrica no es una cirugía estética.

Para casos más severos de obesidad, los cambios en la dieta y la práctica de actividades físicas son imposibles de implementar. En estas situaciones, solo una intervención médica más eficaz, como la cirugía bariátrica (cirugía para reducir el tamaño del estómago), debería resolver el problema. La mayoría de estos casos son aquellos en los que el índice de masa corporal alcanza valores superiores a 40 kg / m2.

En estas personas, los numerosos tratamientos y la fluctuación del peso, además del potencial genético, agravan el cuadro clínico. Las enfermedades asociadas a la obesidad grado III (hipertensión, artropatías, dislipidemias, diabetes, trastornos respiratorios, etc.) generaron el término “obesidad mórbida”.

Estos pacientes sometidos a cirugía bariátrica deben ser monitorizados, recibiendo orientaciones específicas para el desarrollo de una dieta equilibrada. Se debe evaluar la adherencia al tratamiento, ya que los pacientes psicológicamente inestables pueden recurrir a preparaciones altas en calorías y de baja calidad nutricional, comprometiendo el éxito de la intervención. Existen contraindicaciones para la realización de esta cirugía, como cirrosis hepática, algunas enfermedades renales y psiquiátricas graves, adicciones (drogas, alcoholismo) y disfunciones hormonales. Todos deben ser evaluados por profesionales con práctica y conocimiento profundo de esta materia.

En todos los casos, el paciente debe necesariamente tener pleno conocimiento de las características, necesidades, riesgos y limitaciones de cada cirugía. Realizamos reuniones con un equipo multiprofesional y con pacientes que ya han sido intervenidos para que el paciente pueda estar seguro de su decisión.

Las personas que se someten a cirugía bariátrica necesitan una guía nutricional continua para complementar su dieta con compuestos ricos en proteínas, vitaminas y hierro. También es necesario un cuidado especial para evitar casos de desnutrición después de la cirugía. Todos los tipos de tratamiento de la obesidad, desde los más simples hasta los más radicales, requieren compromiso y determinación. Su motivación es fundamental para asegurar un buen nivel de adherencia y éxito terapéutico.

CONOZCA LOS TIPOS DE CIRUGÍA BARIÁTRICA:

Indicaciones de la cirugía bariátrica

 

  • Pacientes con obesidad mórbida con IMC ≥ 40 kg / m2, sin comorbilidades, que no respondieron al tratamiento conservador (dieta, psicoterapia, actividad física, etc.), seguidos durante al menos dos años;

  • Pacientes con obesidad mórbida con IMC ≥ 40 kg / m2 con comorbilidades potencialmente mortales;

  • Pacientes con un IMC entre 35 y 39,9 kg / m2 con enfermedades crónicas desencadenadas o agravadas por la obesidad;

  • Excluir la obesidad debida a una enfermedad endocrina que debe tratarse clínica o quirúrgicamente y no mediante cirugía bariátrica. Por ejemplo, síndrome de Cushing debido a hiperplasia suprarrenal;

  • El rango de edad recomendado es de 16 a 65 años;

  • El tratamiento quirúrgico no debe realizarse antes de que se consolide la epífisis de crecimiento en los jóvenes;

  • Los pacientes mayores de 65 años pueden someterse a la cirugía de acuerdo con las condiciones generales enumeradas anteriormente, además de la evaluación individual por un equipo multidisciplinario, una evaluación cuidadosa del riesgo-beneficio, el riesgo quirúrgico, la presencia de comorbilidades, la debida expectativa y los beneficios de la pérdida de peso;

  • Capacidad intelectual para comprender todos los aspectos de este proyecto, así como para contar con un apoyo familiar constante;

  • Compromiso con el seguimiento posterior, que debe mantenerse indefinidamente, ya que la falta de seguimiento es una de las causas de complicaciones graves y en ocasiones fatales;

  • Ausencia de trastornos psicóticos graves, historia reciente de intento de suicidio, alcoholismo y dependencia química de otras drogas. Los pacientes con antecedentes de alcoholismo y dependencia química a otras drogas deben someterse a una cuidadosa evaluación psicológica y el alta por parte de un psiquiatra.  

 

RESOLUCIÓN CFM No. 2.131 DE 12 DE NOVIEMBRE DE 2015

 

Soy obeso y quiero cambiar esta realidad. ¿Cómo tratar?

El tratamiento debe basarse en un cambio en sus hábitos alimentarios, restringiendo la ingesta calórica y la actividad física regular de acuerdo a lo adecuado y orientado a cada persona. Todos estos cambios requieren su participación activa y conciencia de la importancia de sus actitudes en el futuro de su salud.

 

Se deben detectar los factores que interfieren negativamente en el éxito de tu tratamiento para que sea sostenible a largo plazo, antes de iniciar la propia pérdida de peso.  El primer paso a evaluar es si existe una motivación real para el deseo de adelgazar. Un programa de pérdida de peso requerirá dedicación y disciplina por parte de aquellos que quieren perder peso. Todo cambio de hábito es inicialmente complicado, pero las ventajas derivadas de este cambio hacen que la gente siga buscando mejoras concretas.

La motivación a través de la información sobre las dificultades y los beneficios de los cambios de comportamiento necesarios y el apoyo para que estos cambios puedan suceder realmente son extremadamente importantes para el éxito del tratamiento.  El historial de sus hábitos alimentarios es importante tanto para establecer un plan dietético como para identificar los trastornos de la conducta alimentaria, que pueden impedirle obtener resultados satisfactorios. Los atracones, las comidas nocturnas y la necesidad de comer inducida por ciertas condiciones emocionales deben explorarse y manejarse con cuidado.

La tendencia a aumentar de peso no desaparece con el tratamiento. Debe tener en cuenta que la predisposición a aumentar de peso es un problema crónico. Esto ayuda a adoptar cambios en los hábitos alimentarios y a comprender que la práctica de ejercicio físico regular debe persistir durante toda la vida. Por tanto, es importante que la actividad física a realizar sea placentera y el plan dietético debe empezar a formar parte de un hábito alimentario normal.

Los cambios a menudo requieren un largo período de adaptación y la búsqueda de fuentes alternativas de placer que reemplacen el acto de comer. Por lo tanto, deben evaluarse las ventajas y desventajas de tales cambios y debe sentirse libre de decidir desde una perspectiva médica.

El estrés y la depresión son condiciones que pueden predisponer a la falta de control sobre la alimentación, especialmente en aquellos que no se sienten motivados para iniciar el tratamiento. Estas condiciones, asociadas a la autoimagen negativa y la baja autoestima, dificultan las relaciones sociales, interfieren con la conducta sexual y son factores importantes que conducen a una falta de motivación y un sentimiento de impotencia ante los cambios necesarios. Es importante que su médico sepa y elimine estas barreras permitiéndole expresar sus sentimientos. Aprender técnicas de relajación, yoga y meditación puede ayudar a lidiar con este tipo de falta de control sobre la alimentación.

¿Cómo es el tratamiento?

El conocimiento sobre la obesidad ha evolucionado. Hoy en día, se han probado muchas estrategias para perder peso, pero perder peso y mantenerlo requiere mucha fuerza de voluntad. La pérdida de peso siempre dependerá de un balance energético negativo, es decir, depende de una menor ingesta de alimentos en relación al gasto calórico. Este objetivo se logra reduciendo la ingesta de alimentos y aumentando la actividad física.

  Lo que debe tomarse en serio no es solo la pérdida de peso, sino también la corrección de los factores de riesgo cardiovascular, que dependen de la resistencia a la insulina.  La idea de reducir el peso corporal de los obesos a valores considerados normales, a través de dietas con muy bajo contenido calórico, ha sido sustituida por comportamientos menos ambiciosos y más realistas, debido a la imposibilidad de lograr, a largo plazo, logrando y manteniendo el peso ideal en la mayoría de los casos.

 

El factor que dificulta el éxito de dietas muy restringidas en calorías, que producen una pérdida de peso significativa a corto plazo, es la tendencia fisiológica del organismo a activar mecanismos compensatorios para minimizar la pérdida de peso, a través de una reducción de la tasa de metabolismo basal. Un tratamiento dietético que dé como resultado una pérdida de peso más modesta pero que produzca cambios más estables probablemente sea más favorable. Las pérdidas de peso entre el 5 y el 10% del peso inicial pueden ser suficientes para producir cambios beneficiosos en los niveles de glucosa en sangre, el perfil de lípidos plasmáticos y los niveles de presión arterial.

 

El total de calorías a consumir debe reducirse de 500 a 1000 kcal por día, según el cálculo de la energía gastada por el paciente. La dieta así planificada suele ser suficiente para producir una pérdida de peso de entre 0,5 y 1,0 kg / semana.

 

Las recomendaciones generales deben incluir un aumento en la ingesta de fibra, que produce un mayor grado de saciedad, y una reducción en el consumo de sacarosa, alcohol y grasas saturadas. La proporción normal de nutrientes debe mantenerse a pesar de la limitación calórica. Las proteínas deben constituir del 15 al 20% de la cantidad total de calorías en la dieta. Los carbohidratos deben corresponder del 50 al 55% y las grasas no deben exceder el 30% del contenido calórico total.

 

Será mejor que se adhiera a la dieta si se adapta a sus preferencias alimentarias, proporcionándole una variedad de opciones de menú. Además de esto, el éxito de la dieta depende fundamentalmente del proceso de reeducación dietética, que forma parte de la llamada terapia conductual.

¿Qué debería cambiar en la conducta alimentaria?

La terapia conductual te ayuda a mejorar tus hábitos alimenticios y aumentar tu actividad física, modificando tu estilo de vida mediante la adopción de hábitos más saludables que te ayuden a adelgazar y también a mantener el peso perdido.

 

Primero, debes monitorear tu propia conducta alimentaria, registrando el tipo de comida que estás acostumbrado a comer, los lugares donde se consumen estos alimentos, la frecuencia de consumo y la condición emocional en el momento de la ingestión. Al analizar estos registros usted mismo, podrá identificar problemas corregibles, en particular con respecto a los lugares y horas del día que facilitan una mayor ingesta de calorías.

Una vez identificado el problema, se debe intentar romper la cadena de eventos que conducen a su perpetuación. Por ejemplo, para alguien que vuelve del trabajo y tiene la costumbre de pasar por una panadería y comprar pan y dulces, sería mejor cambiar de camino a casa.

 

Es fundamental que su familia o amigos apoyen positivamente los cambios de comportamiento que está tratando de implementar.  La recuperación de peso después de la pérdida de peso suele ser evidente después de los 18 meses. Los mejores resultados se obtienen con un enfoque que implica cambio de comportamiento, mayor contacto social, mayor actividad física y la ayuda de un psicoterapeuta.

 

¿Existen técnicas para controlar la ingesta de alimentos?

 

  • Trate de comer tres comidas principales durante el día, anotando los alimentos que comió durante siete días. Registrar los alimentos que ha ingerido durante siete días y evaluar el contenido calórico y la composición de la dieta en términos de macronutrientes. Los macronutrientes aportan calorías a los alimentos. Son: carbohidratos, proteínas y grasas.

  • Trate de comer todos los días a la misma hora y en el mismo lugar de la casa.

  •   Come solo si estás sentado. Esto evita consumir pequeñas cantidades de alimentos, por ejemplo, pararse frente al frigorífico.

  •   Concéntrese en los alimentos que está consumiendo, mastíquelos bien.

  •   Elimina distracciones como leer o mirar televisión durante las comidas.

  •   Use platos pequeños para la comida y no coloque fuentes de comida sobre la mesa.

  •   Cocine porciones más pequeñas de comida.

  •   Reduzca la velocidad de la comida apoyando los cubiertos sobre la mesa.

  •   No use condimentos altos en calorías como salsa de tomate, mostaza o mayonesa.

  •   No compre alimentos en los supermercados antes de las comidas. Esto ayuda a evitar la compra excesiva y los alimentos ricos en calorías innecesarios.

  •   Evite servirse una segunda vez.

  •   Trate de evaluar si sus hábitos alimenticios favorecen o no el aumento de peso. Si tu respuesta es afirmativa, haz un plan para corregir los factores que, en tu caso, favorecen el aumento de peso.

  •   Trate de dormir bien. Durante el sueño normal, la regulación hormonal favorece la saciedad y regula el metabolismo del organismo. La leptina, una sustancia que se libera durante el sueño, controla la grasa corporal y da señales de que estamos alimentados. Cuando el cuerpo se ve privado de sueño, la leptina se reduce, lo que aumenta la necesidad de comer. En promedio, un adulto sano necesita de 6 a 8 horas de sueño al día.

  •   Trate de comer más frutas, verduras, frutos secos y cereales.

  •   Reduzca el azúcar y la grasa en su dieta. Cambie de grasas animales a grasas vegetales.

 

Mire este video de una cirugía de bypass gástrico bariátrico mediante cirugía robótica:

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